Buceo, un mundo por descubrir

lunes, 28 de mayo de 2007

El mar es un universo que transcurre con tiempos y reglas muydistintos a lo que funciona tierra adentro. Los esfuerzos humanos por incursionar en la vida submarina son muy antiguos.


Para el buzo novato de la ciudad de México, las clases son en alberca, después, las primeras inmersiones son en el río de Las Estacas, en el estado de Morelos; en un nivel más avanzado, continúa en la laguna de la Media Luna y, por fin, la incursión marina en Veracruz o Ixtapa.

Para los buzos, el mar Caribe es el paraíso mexicano por antonomasia.

En el Pacífico las aguas no son tan cálidas, pero nada que un traje de neopreno regular no logre cubrir.

La sensación de compartir por unos minutos el espacio con un cardumen de 2 mil peces produce un gozo indescriptible y a la vez intimida.

Cualquier criatura, por pequeña que sea, es más ágil e independiente que nosotros en el medio acuático. Somos intrusos por un pequeño rato. Así, que nos convertimos en observadores pasivos. No se vale alterar su medio ambiente.

Lo puede practicar cualquier persona que no tenga problemas respiratorios o cardiacos, pero siempre después haber tomado un curso.

Si la desesperación es grande, algunos operadores ofrecen la opción "Discovery", que tras un curso muy breve, da la posibilidad de hacer una pequeña inmersión a unos cuantos metros de la superficie y siempre acompañado por un instructor.

Las aventuras más interesantes ya precisan de un entrenamiento y certificación. Ésta es válida a nivel mundial, así que conserva tu credencial y llévala a cada salida.

La alteración del sentido de movilidad y gravedad (pesamos mucho menos allá abajo), los colores y sonidos que nos llegan son muy distintos a los que percibimos en tierra, y ver la superficie del mar a 20 metros hacia arriba, nos hacen darnos cuenta de nuestra fragilidad, y son parte de la seducción que nos conduce a querer regresar muchas veces más.

Via | eluniversal.com

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